Pobres músicos...
Los músicos son unas criaturas muy extrañas. Pero mucho, mucho.
Los demás mortales que trabajamos por cuenta ajena, para buscar trabajo, nos preparamos y aprendemos primero, y luego, currículo en mano, nos dedicamos a visitar una tras otra las empresas en las que nos gustaría ofrecer nuestros servicios. Los músicos, también, y así reparten maquetas y copias de su trabajo por discográficas y otras empresas de publicaciones, con la esperanza de que alguien les dé una oportunidad.
Tras la entrevista, y si ha habido suerte, los simples mortales firmamos un contrato en el que se establecen unas condiciones de trabajo, y, por supuesto, una remuneración que será, como mínimo, igual al salario mínimo interprofesional, y quizá mayor según sea el convenio del sector laboral. Para los músicos es casi igual, pero en lo que respecta a la remuneración, les dan un porcentaje de ventas que a la hora de la verdad suelen ser unas simples migajas.
Los simples mortales, asalariados, cobramos habitualmente una vez al mes nuestro sueldo. Los músicos, en virtud de este porcentaje, a veces ni cobran. Por ejemplo, un simple mortal que trabaje diseñando guarnosguarris cobra su sueldo sin importar que los guarnosguarris de su empresa se vendan más o menos bien, o que la empresa competidora saque un guarnosguarri similar. Los músicos sólo cobran si sus canciones se venden mucho, y sus jefes les dicen que la culpa de que ellos no cobren es de la gente mala que se gasta su dinero comprando guarnosguarris en vez de comprar canciones.
Los jefes de los músicos tienen yates, jets privados y veranean en Cancún. Los jefes de los simples mortales tienen yates y veranean en Cancún, pero menos.
Lo más asombroso de los músicos es que, al revés que los simples mortales, que cuando no les pagan van y hacen huelga y protestan a sus jefes, ellos protestan a sus clientes. El simple mortal diseñador de guarnosguarris no se va al super a darles la brasa a los clientes que pasan por delante de la sección de guarnosguarris y no compran, porque sabe que sería contraproducente. Y no se le ocurre decirle a alguien que usa un guarnosguarri prestado o de la competencia que es una mala persona, por lo mismo. En cambio los músicos se plantan y dicen por la tele que los que no compran discos (aunque vayan a los conciertos) son malas personas y ladrones.
En definitiva, que teniendo unas condiciones de trabajo que hacen pensar en los esclavos de las minas de sal, todavía dicen que la culpa de que no puedan vivir de su trabajo es del público...
Los jefes de los músicos deben ser bastante más listos que un diseñador de guarnosguarris, cuando tratan así a los músicos y éstos no les han hecho ya siete huelgas seguidas...
Besitos...
Los demás mortales que trabajamos por cuenta ajena, para buscar trabajo, nos preparamos y aprendemos primero, y luego, currículo en mano, nos dedicamos a visitar una tras otra las empresas en las que nos gustaría ofrecer nuestros servicios. Los músicos, también, y así reparten maquetas y copias de su trabajo por discográficas y otras empresas de publicaciones, con la esperanza de que alguien les dé una oportunidad.
Tras la entrevista, y si ha habido suerte, los simples mortales firmamos un contrato en el que se establecen unas condiciones de trabajo, y, por supuesto, una remuneración que será, como mínimo, igual al salario mínimo interprofesional, y quizá mayor según sea el convenio del sector laboral. Para los músicos es casi igual, pero en lo que respecta a la remuneración, les dan un porcentaje de ventas que a la hora de la verdad suelen ser unas simples migajas.
Los simples mortales, asalariados, cobramos habitualmente una vez al mes nuestro sueldo. Los músicos, en virtud de este porcentaje, a veces ni cobran. Por ejemplo, un simple mortal que trabaje diseñando guarnosguarris cobra su sueldo sin importar que los guarnosguarris de su empresa se vendan más o menos bien, o que la empresa competidora saque un guarnosguarri similar. Los músicos sólo cobran si sus canciones se venden mucho, y sus jefes les dicen que la culpa de que ellos no cobren es de la gente mala que se gasta su dinero comprando guarnosguarris en vez de comprar canciones.
Los jefes de los músicos tienen yates, jets privados y veranean en Cancún. Los jefes de los simples mortales tienen yates y veranean en Cancún, pero menos.
Lo más asombroso de los músicos es que, al revés que los simples mortales, que cuando no les pagan van y hacen huelga y protestan a sus jefes, ellos protestan a sus clientes. El simple mortal diseñador de guarnosguarris no se va al super a darles la brasa a los clientes que pasan por delante de la sección de guarnosguarris y no compran, porque sabe que sería contraproducente. Y no se le ocurre decirle a alguien que usa un guarnosguarri prestado o de la competencia que es una mala persona, por lo mismo. En cambio los músicos se plantan y dicen por la tele que los que no compran discos (aunque vayan a los conciertos) son malas personas y ladrones.
En definitiva, que teniendo unas condiciones de trabajo que hacen pensar en los esclavos de las minas de sal, todavía dicen que la culpa de que no puedan vivir de su trabajo es del público...
Los jefes de los músicos deben ser bastante más listos que un diseñador de guarnosguarris, cuando tratan así a los músicos y éstos no les han hecho ya siete huelgas seguidas...
Besitos...
2 Comentarios:
El 5/21/2007 10:01 p. m., se hizo el silencio, y Anónimo profirió…
Mario, tu entrada me ha inspirado tanto como para escribir un artículo entero. He referenciado este, pero parece que los trackbacks no van muy bien con blogger... :-S
¡Un saludo!
El 5/23/2007 4:12 p. m., se hizo el silencio, y Mr Clarkie profirió…
Tienes razón en eso de que a algunos les da por quejarse de que la culpa de que no se venden discos es del público. Yo creo que hay algo de verdad en esto, porque el público se ha deja influenciar tanto por los medios que esto sólo nos venden lo que les interesa, o sea, los cuatro grupos o intérpretes que generan cifras astronómicas de ventas. esto hace que la discográfica apueste sólo por los números uno no permitiendo la diversidad de grupos y estilos y creando un empobrecimiento cultural del cual no somos demasiado conscientes. Creemos que la cultura es lo que nos llega de forma masiva, cuando es algo mucho más complejo y en el que el ciudadano medio tiene mucho que decir. Todo esto es culpa del mercado, pero también del aborregamiento del público, el cual como se sabe, prefiere no pensar a pensar. Afortundamente, todo esto puede cambiar hoy día, gracias, precisamente a Internet y a las discográficas independientes,...y a la inteligencia de un sector del público. (Por cierto, a ver cuándo promocionas mi grupo en tu blog, capullo..... Abrazos de tu amigo.
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