La calma tras la tormenta...

Hola

Es un sábado cualquiera de febrero. Ahora mismo estoy aquí en casa, solo, como tantos y tantos otros. Tengo todavía el sabor áspero del licor en la garganta, y las legañas en los ojos. Esto no puede ser.

No sé para qué encendí la tele. Total, para lo que echan... Otro de esos culebrones en los que el asesino siempre es el vecino sonriente de al lado. Ya lo decía Michael Moore, seguro que esto lo patrocinan los vendedores de seguridad: armas y alarmas. Ja. Mejor apago, y pongo algo de música. No demasiado fuerte. No me apetece... A ver qué tengo, mmm, Marlango está bien...

Bueeeeeno, aquí estoy tirado. La voz de Leonor Watling resuena en mi pisillo. Me gusta mi pisillo... Entre tanto en la cocina se van calentando las salchichas. Hoy no tengo ganas de complicarme mucho, un bocata y ya está, realmente incluso había pensado en llegarme al McDonalds a por una hamburguesa... Dejaré la ensalada de pera para luego... ¿Qué tal irá el salmón ahumado con la pera?... Tengo ganas de hacer una ensalada que me aconsejó una amiga, pero tengo que ir a comprar antes... Creo que puede estar muy buena, lleva manzana y piña y pollo, pero no comparto su gusto por la mahonesa... La haré con mi aliño de miel, y le cuento... Me gusta cómo suena la voz de Leonor Watling en mi pisillo...

Besitos