Yo sólo es por ayudar...
Es 2009.
Estamos con una crisis de dos pares de copones.
Las empresas grandiosas se salvarán, eso sí, a base de despedir a media plantilla y de recibir ayudas del gobierno correspondiente.
Los bancos, por supuesto, se salvarán, también gracias a las ayudas que les permitirán tener liquidez y pagar bellos bonus a los directivos que no supieron ver cómo se la estaban metiendo.
Las pequeñas empresas, ah, eso es otro cantar. La mitad se irán a tomar por saco.
Los autónomos también. Cómo mola que te paguen a seis meses vista, si no se declaran tus clientes en bancarrota antes.
En fin, bello panorama. Todo esto por creer los cantos de sirena de la vivienda, las hipotecas y su puta madre. ¿Que los pisos nunca bajan? ¿Tomar tierra? Te vas a hartar...
Y si antes todo el mundo decía que las subvenciones eran para nenazas, que no había que intervenir, ahora todos quieren echar mano del fondo común.
Y digo yo... (a ver qué dice éste...)
Uno. ¿Por qué cojones no se ha evitado esto mismo antes? ¿Cómo? ¡Bajando el precio de las viviendas! ¡Si tienes que dar una subvención para ayudar al alquiler, hazlo bien! ¡La subvención la controla el Estado sobre el pago final, de forma que la rebaja repercuta sobre el arrendatario! ¡No le des la pasta al arrendatario, porque si no, el arrendador se frotará las manos mucho mientras se le ponen los ojos con el símbolo del dólar!
Muy poco interés es lo que ha habido. Se ve que interesaba fomentar el ladrillo como motor nacional para aparentar que semos desarrollaos. Si hubieramos fomentado un poco más la industria y las empresas...
¿Cómo?
Pues subvencionando, pero bien. En lugar de dar créditos y pollas para que uno monte un bar y luego se arruine porque no se sale bien el all i oli y soy una persona intratable con la clientela, se ofrece asesoría, formación, etc, a la gente para que monten una empresa y se evalúa la viabilidad. Se ayuda con los trámites, papeleos, dudas, y luego, si aún así sale mal, se aplica la subvención pagando las deudas pendientes en caso de quiebra. O sea, te enseñamos a montar tu chiringuito, y te ponemos una red por si acaso, siempre y cuando lo que hagas no sea una idea propia de un guijarro.
Hala. ¿Tengo razón? Ni puta idea, ni falta que me hace, pero me he quedado muy a gusto.
Besitos, hala...
Etiquetas: estoy fatal de lo mío, los humanos son divertidos, pamplinas, un mala tarde la tiene cualquiera