Una mosca...
Ayer había una mosca en el cuarto de baño de mi casa, una mosca de un día.
A estas alturas de miércoles, ya estará muerta.
La ví ayer por la tarde, posada en la pared junto al lavabo. Mi primera reacción fue la de aplastarla contra la pared (es lo que tenemos, simples primates con delirios de grandeza como somos), pero al pensar en la corta vida de esa insignificante criatura, mi mano se detuvo. Total, quién soy yo para acelerar lo inevitable...
Imagino una vida como esa. El primer hálito de vida, tras eclosionar el huevo. Y ya estás volando, disfrutando del placer de vencer a la gravedad, como si nada, en la cresta de la ola. Y entonces te das a la vida, a experimentar los placeres que te llaman. Quizá una breve comida. Quizá ni eso. Y entras en un lujurioso torbellino donde se arremolinan otras como tú, buscando lo único que de verdad importa, el éxtasis cableado a fuego en la ínfima red neural, con la esperanza de que siempre haya alguien como tú en el mundo.
Algo sucede, un tipo se cruza en tu camino, y te quedas pegada a él. Y vas con él. Y llegas a un lugar cerrado, húmedo y oscuro. Tú no lo sabes, pero ese lugar será tu tumba. Y sin embargo, te dejaste llevar. No te despegaste, no volaste hacia la luz, hacia el remolino donde tus instintos te decían que debías estar. ¿Acaso fue amor?
Quizá la vida es demasiado breve para amar a la persona equivocada.
Besitos
A estas alturas de miércoles, ya estará muerta.
La ví ayer por la tarde, posada en la pared junto al lavabo. Mi primera reacción fue la de aplastarla contra la pared (es lo que tenemos, simples primates con delirios de grandeza como somos), pero al pensar en la corta vida de esa insignificante criatura, mi mano se detuvo. Total, quién soy yo para acelerar lo inevitable...
Imagino una vida como esa. El primer hálito de vida, tras eclosionar el huevo. Y ya estás volando, disfrutando del placer de vencer a la gravedad, como si nada, en la cresta de la ola. Y entonces te das a la vida, a experimentar los placeres que te llaman. Quizá una breve comida. Quizá ni eso. Y entras en un lujurioso torbellino donde se arremolinan otras como tú, buscando lo único que de verdad importa, el éxtasis cableado a fuego en la ínfima red neural, con la esperanza de que siempre haya alguien como tú en el mundo.
Algo sucede, un tipo se cruza en tu camino, y te quedas pegada a él. Y vas con él. Y llegas a un lugar cerrado, húmedo y oscuro. Tú no lo sabes, pero ese lugar será tu tumba. Y sin embargo, te dejaste llevar. No te despegaste, no volaste hacia la luz, hacia el remolino donde tus instintos te decían que debías estar. ¿Acaso fue amor?
Quizá la vida es demasiado breve para amar a la persona equivocada.
Besitos
2 Comentarios:
El 4/06/2006 11:52 a. m., se hizo el silencio, y Anónimo profirió…
Moscas, o vampiros energéticos, que se alimentan de la luz que desprendes, y la energía que irradias...
¿Amor? No lo sé. La casualidad es más fuerte a veces, pesa más, que el amor. De eso están hechos los flechazos, de momentos débiles, de defensas bajas, de soledad, y de casualidad, de mucha casualidad.
Ingenua mosca que no sabe de su destino, y quizás prefiera no saberlo...
Hay muchos tipos de muerte, pero quizás la mosca prefiera acabar sus días, "su día", entre las paredes en que tú consumes los tuyos, junto a tí, anticipándose también a lo inevitable de tu existencia...
Besitos de corpsebride, que hoy anda tristona. Jijiji.
El 4/15/2006 2:19 a. m., se hizo el silencio, y Anónimo profirió…
Merecía morir.
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