Un momento triunfal...
Estás por ahí de marcha, en uno de esos locales ruidosos con música a todo trapo que frecuenta la gente. Es una noche normal y corriente, una de tantas, y has salido por ahí a matar el rato con unos amigos.
Echas unas copas, otra ronda, y ya vas pasando de estar "agradablemente achispado" a "anormalmente amistoso". La música sigue y sigue, no está mal. Tienes que preguntarle al DJ cómo se llama esta canción. Luego, como siempre, se te olvidará hacerlo, y te tirarás tres meses con la melodía en la cabeza sin saber ponerle nombre.
Entre la multitud, de repente, ves dos ojos brillantes que miran hacia tí. Intentas centrarte un poco, ya notas cómo el mundo converge hacia un punto ante tí, pero haces el esfuerzo, y al final lo logras.
La leche.
Una tía despampanante te está mirando con pasión.
Es preciosa.
Está buenísima.
Y estás apoyado en la barra, no hay nadie detrás de tí... así que no hay duda...
¡¡¡Te mira a tí!!!
No te lo puedes creer, así que pides otra copa, mientras sonríes en lo que tú crees que es una expresión interesante, pero que en realidad es cara de bobo. Y mientras la camarera te sirve la copa, *ella* se ha acercado hasta tu lado, y te dice "¿te importa si te acompaño...?"
No entraré en detalles de la hora y media posterior, pero el caso es que estás en su casa (¡y qué casa!), en su cama, y con ella a tu lado. Y la miras y sabes que posiblemente sea la visión más hermosa que verás en toda tu vida. Y esa visión te desea.
Y os ponéis a ello.
Y nada más empezar, justo en ese mismo y preciso instante, oyes un zumbido y sientes un ligero escozor en tu hombro derecho. Y lanzas la mano izquierda para cazar al insecto.
Y al sentir el tortazo te despiertas.
Y estás en tu cama, son las cuatro de la madrugada, mañana hay que trabajar, estás solo, estás muy alterado y el mosquito se te ha escapado...
Momentos así son los que hacen que valga la pena ser mosquito...
Besitos
Echas unas copas, otra ronda, y ya vas pasando de estar "agradablemente achispado" a "anormalmente amistoso". La música sigue y sigue, no está mal. Tienes que preguntarle al DJ cómo se llama esta canción. Luego, como siempre, se te olvidará hacerlo, y te tirarás tres meses con la melodía en la cabeza sin saber ponerle nombre.
Entre la multitud, de repente, ves dos ojos brillantes que miran hacia tí. Intentas centrarte un poco, ya notas cómo el mundo converge hacia un punto ante tí, pero haces el esfuerzo, y al final lo logras.
La leche.
Una tía despampanante te está mirando con pasión.
Es preciosa.
Está buenísima.
Y estás apoyado en la barra, no hay nadie detrás de tí... así que no hay duda...
¡¡¡Te mira a tí!!!
No te lo puedes creer, así que pides otra copa, mientras sonríes en lo que tú crees que es una expresión interesante, pero que en realidad es cara de bobo. Y mientras la camarera te sirve la copa, *ella* se ha acercado hasta tu lado, y te dice "¿te importa si te acompaño...?"
No entraré en detalles de la hora y media posterior, pero el caso es que estás en su casa (¡y qué casa!), en su cama, y con ella a tu lado. Y la miras y sabes que posiblemente sea la visión más hermosa que verás en toda tu vida. Y esa visión te desea.
Y os ponéis a ello.
Y nada más empezar, justo en ese mismo y preciso instante, oyes un zumbido y sientes un ligero escozor en tu hombro derecho. Y lanzas la mano izquierda para cazar al insecto.
Y al sentir el tortazo te despiertas.
Y estás en tu cama, son las cuatro de la madrugada, mañana hay que trabajar, estás solo, estás muy alterado y el mosquito se te ha escapado...
Momentos así son los que hacen que valga la pena ser mosquito...
Besitos
2 Comentarios:
El 5/20/2006 9:17 p. m., se hizo el silencio, y Anónimo profirió…
Joder... Nelson hecho mosquito... "Haaaa! haaaa!"
El 5/24/2006 10:48 p. m., se hizo el silencio, y El Mario profirió…
Es que tienen que estar ahí por algo.
Piénsalo bien... Una existencia dedicada a poner huevos, chupar sangre y volar por ahí exponiéndote a que te estampen contra la pared...
¿O no?
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